Qué mejor forma que comenzar este blog que con uno de los festejos más populares de la comarca: los carnavales de Villar del Arzobispo.
En muchos lugares descubrimos verdaderas obras de arte convertidas en vestidos que lucen jóvenes esbeltas a ritmo de samba y batucada; en otros, el descaro y el atrevimiento de las chirigotas llena cada rincón; y como no, en muchos otros, el tradicional entierro de la sardina pone fin a cuarenta días de ayuno.
Pero la originalidad del carnaval de Villar supera a la de cualquier otra fiesta. El entierro de la morca congrega en esta población de los serranos a más de 25.000 visitantes y curiosos que no quieren perderse lo que se ha convertido ya en uno de los carnavales más polulares de la Comunitat.
Los actos comienzan el jueves día 11 y se alagan hasta el domingo 14, pero es el sábado cuando la fiebre carnavalera de la comarca llega a su punto álgido. La culpable, una morcilla gigante fabricada con cartón y ataviada con distintos complementos, que a las 12 de la noche parte en procesión hasta su destino final: la quema. Acompañada de música, tambores, plañideras, disfraces... el entierro de la morca da comienzo a una noche de fiesta que se alarga hasta altas horas de la madrugada y que se vive de forma muy intensa.
http://www.carnavaldevillar.es/
El jueves, es el día de las mujeres ya que son ellas quienes trasladan la morca (morcilla) desde el taller donde se contruye hasta un local donde esperará la salidad para su entierro el sábado. En este lugar, es donde será velada por todos los miembros de la Comisión de fiestas y por todos aquellos que les quieran acompañar en tan triste acto. Pero para superar el dolor del velatorio, la noche se ameniza con una verbena en la que se reparten "congretes" (dulces típicos de la comarca) y cazalla para entonar el cuerpo.
Superado el mal trago del jueves, los festejos continúan el viernes cuando las "botargas" (personas disfrazadas con utensilios y ropajes agrícolas) reccoren las calles acompañadas por una charanga incordiando a las personas que encuentran a su paso e ínvitándolas a unirse a la fiesta. A estas botargas les acompaña "el tio de la higuica" otro de los personajes populares de este carnaval.
Por la noche, el concurso de murgas (chirigotas para algunos) revela a son de canciones los hechos más significativos que han acontecido durante el año.
Y llega el sábado. Sabemos la hora de comienzo con el desfile de disfraces por las calles del pueblo a las cuatro y media de la tarde, pero no sabemos hasta cuándo aguantará el cuerpo. Acompañados de bandas de música y charangas, vecinos y visitantes lucen disfraces inundando la población de color, imaginación y fantasía que culmina con un correfocs en el que no falta participación. A partir de ahí, comienza el reparto de "entrepanes de morca" y un vaso de vino para hacer frente a una larga noche.
En muchos lugares descubrimos verdaderas obras de arte convertidas en vestidos que lucen jóvenes esbeltas a ritmo de samba y batucada; en otros, el descaro y el atrevimiento de las chirigotas llena cada rincón; y como no, en muchos otros, el tradicional entierro de la sardina pone fin a cuarenta días de ayuno.
Pero la originalidad del carnaval de Villar supera a la de cualquier otra fiesta. El entierro de la morca congrega en esta población de los serranos a más de 25.000 visitantes y curiosos que no quieren perderse lo que se ha convertido ya en uno de los carnavales más polulares de la Comunitat.

http://www.carnavaldevillar.es/
El jueves, es el día de las mujeres ya que son ellas quienes trasladan la morca (morcilla) desde el taller donde se contruye hasta un local donde esperará la salidad para su entierro el sábado. En este lugar, es donde será velada por todos los miembros de la Comisión de fiestas y por todos aquellos que les quieran acompañar en tan triste acto. Pero para superar el dolor del velatorio, la noche se ameniza con una verbena en la que se reparten "congretes" (dulces típicos de la comarca) y cazalla para entonar el cuerpo.
Superado el mal trago del jueves, los festejos continúan el viernes cuando las "botargas" (personas disfrazadas con utensilios y ropajes agrícolas) reccoren las calles acompañadas por una charanga incordiando a las personas que encuentran a su paso e ínvitándolas a unirse a la fiesta. A estas botargas les acompaña "el tio de la higuica" otro de los personajes populares de este carnaval.
Por la noche, el concurso de murgas (chirigotas para algunos) revela a son de canciones los hechos más significativos que han acontecido durante el año.
Y llega el sábado. Sabemos la hora de comienzo con el desfile de disfraces por las calles del pueblo a las cuatro y media de la tarde, pero no sabemos hasta cuándo aguantará el cuerpo. Acompañados de bandas de música y charangas, vecinos y visitantes lucen disfraces inundando la población de color, imaginación y fantasía que culmina con un correfocs en el que no falta participación. A partir de ahí, comienza el reparto de "entrepanes de morca" y un vaso de vino para hacer frente a una larga noche.
Cuando llegan las doce de la noche, llega el momento más importante. Con las luces de las calles del recorrido apagadas, un desfile de antorchas abre paso a la "morca" que llevada a hombros por la comitiva de fetejos, inicia el recorrido hasta su destino final. En su camino está acompañada por plañideras y una banda de música que interpreta ritmos funerarios alternados con otros con más ritmo en los que se "baila" a la morca. Al llegar al final del recorrido, la morca se incinera tras el disparo de un castillo de fuegos artificiales.
Así, tras el llanto del entierro, comienza una noche de fiesta que se alarga hasta el amanecer, cuando se recogen las cenizas de la morca y se llevan al balsón donde se lanzan al agua. Allí los valientes que aguantan son obsequiados con chocolate y magdalenas.
Una forma original de disfrutar del carnaval apta para todos los públicos